jueves, 1 de julio de 2010

Ironía

Una inexorable sensación de padecer aquellas desquiciadas palabras he de sufrir ante mi actual perplejidad, la indudable certeza de ser conciente que nada sentido tiene, la indecorosa conformidad de alimentar un agudo recelo al cual la nada acompaña, la seguridad de creer ciegamente en una gran ironía que aparenta ser verdadera, la presencia de una angustiante ausencia que es capaz de prever audaces estrategias y dolientes tácticas, la necesidad de ocultar infinitamente los resultados de una prueba fallida, de un obstáculo que obliga a mis pies a retroceder unos bloques mas atrás. Oh bendita ironía, tu que guardas en tu interior antiguas vivencias y disfrazadas realidades potencialmente malditas, tu que te jactas de ser la verdad dentro de esta gran mentira... A ti dedico hoy estas palabras, palabras cubiertas de falencias y remordimientos, creadas para expresar ambiguedades superiores al propio ser humano y para ser representaciones abstractas de imposiciones reales que dejan de existir al mismo tiempo que mi mente vuela a través de los misterios y atravieza falacias e incertidumbres, para luego padecer eternamente cuan triste alma en pena, presa de innumerables dolencias y peligrosas obseciones que infieren en un comportamiento que se torna practicamente imaginario, el cual se ve burlado y amordazado por esta gran ironia llamada mundo.