lunes, 1 de febrero de 2010

Diario de un Conventillo,

¿Cuántos días serán? ¿cuántos odiosos días más tendremos que esperar? Los minutos aparentan ser horas y las horas, días. En el patio del conventillo las chismosas predicen que será mañana, los niños juegan a que será hoy y los hombres recurren al optimismo de decir que nunca pasará. Por mi parte, la espera se hace interminable y he llegado a concluir que es más justo para todos que suceda de una vez. Al entrar a uno de los tantos cuartos veo cómo las pocas pertenencias de la gente se amontonan en cajas y más cajas, las camas desbaratadas reflejan la imagen de la desazon y los juguetes regados por doquier, la intranquilidad. Al caminar por los alrededores del lugar que me vio nacer y crecer siento repugnancia por aquellos que no nos comprenden, por aquellos que sólo piensan en inversiones, ganancias y vidas de lujo, siendo que nosotros cuando mucho disfrutamos un trozo de pan duro a la hora de la cena. Siento al mismo tiempo una especie de melancolia que no me deja respirar, la viva sensacion de que jamás volveré a transitar aquellos pasillos marcados por el tiempo. En uno de ellos se encuentra dibujada la vieja escala que utilizabamos cuando pequeños para medir nuestra estatura, en otro, las rayuelas que marcaron nuestra niñez, y en el ultimo, nuestros nombres grabados. Ilusos, creimos ciegamente que los niños que vendrían después de nosotros nos recordarían observando esas marcas... nuestras marcas. Nuestra historia. ¿Qué hacer cuando se ve imposible recomponer una situación? ¿como hacer justicia?.
Sentada en el pequeño zaguán de la entrada se encuentra mi familia reunida en un ataque contiguo de
sollosos y gemidos de ira. Intento, en vano, establecer la calma. Mi padre con los ojos totalmente vidriosos advierte un ruido e intenta incorporarse para desentrañar su origen. Ambos reconocemos el ruido inconfundible de aquellos gusanos de metal que vienen en busca de la carne fresca y del derrumbe total de nuestros sueños. Quise anticiparme a ellos pero no lo logré, en sólo unos minutos estaban de cara a la entrada del conventillo. Dando por sentado que mi intención no era presenciar semejante espectáculo, sólo despedí a todos y tome el rumbo que me indicaba el viento.
Caminé por días enteros, recorri bares, museos, visité a mis viejos colegas y amigos de la infancia, salté bajo la lluvia nocturna, en fin: hice todo lo que, en ese momento, surgia desde lo mas profundo de mi alma. Al darme cuenta de la cantidad de tiempo que estuve fuera decidí regresar al conventillo.
Desesperado, corrí fugazmente con las pocas fuerzas que me quedaban hasta llegar. Cuando estuve de frente a lo poco que quedaba de mi casa, de mi hogar, de mi lugar, sólo pude llorar desconsoladamente. Al poco rato de que conseguí calmarme, comencé a preguntar a los obreros que estaban trabajando en el conventillo si alguien sabía el paradero de mi familia. Pregunte, pregunté y pregunté todas las veces que pude sin conseguir respuesta...
Ahora que han pasado los años y la vida en Buenos Aires parece haber evolucionado de una manera realmente imponente, he decidido buscarlos más alla de todo lo que ya los he buscado, he decidido pedir ayuda y no sólo valerme de mi mismo.
A los pocos días de denunciar su desaparición a las autoridades pertinentes, mi familia fue hallada, sí. Hallada en el lugar de donde
nunca se fueron, en el lugar que fue su hogar durante toda su vida, en el lugar que vio nacer a sus hijos... Por fuera se puede observar la entrada de un lujoso shopping de Palermo, sin embargo por dentro consigo ver, aun, las ruinas de lo que fue mi hogar. Allí adentro sólo descansando en la húmeda tierra, sepultados cuidadosamente uno al lado del otro se encontraban mi padre, mi madre y mis hermanos. Al verlos me sentí fracasado y lloré largamente pensando que soy el único que no pudo hacer valer sus derechos y quedarse donde debía: con ellos. Con este último pensamiento tomo la decision más dicifil de mi vida...

1 comentario:

  1. "... Si la Luna suave se desliza por cualquier
    cornisa sin persmiso alguno...
    ¿Por qué el mojado precisa comprobar con
    visas que no es de Neptuno...?"

    Felicitaciones por el nuevo blog :)

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